10 octubre 2011

una platica de tantas...

Después de verle tanto el bigote (era lo que más le agradaba a ella, ya que ninguno de sus anteriores 'novios' había tenido uno, ajá, ya quería ponerle el título de novio cuando tenía 15 minutos 30 segundos de conocerlo pero según ella una oportunidad no llegaba  a tocar su puerta de esa manera tan rara como fue) y prestar atención a cada una  de las palabras que fluían por su boca (Ella no lo sabía pero era uno más a la lista de la figura del  Edipo). Pasó lo que menos quería Erika.

-Pero ya basta hablar tanto de mí. Cuéntame de ti.
-¿Qué quieres saber de mí?- Soltó de un jalón como invocando en cada una de las  creencias que tuvo en su   momento a que se refiriera a gustos personales, cosillas triviales, en su "carrera" o  hasta podría soportar lo más cursi pero cuando su mente divagaba  en cómo responder escuchó:
-No sé... ¿por qué terminaste con tu novio?. Él lo dijo con esa delicadeza con la que habló de sus novias. A ella no le molestó oír de  aquellas chicas, pero lo que no soportaba era poder desembuchar lo que en su día la hizo sentir como una loca, a un ser amado que por alguna razón que ella seguía sin entender por qué se fue. (--¿Pero qué le pasa? Ahora lo que viene es responderle y con cuántos he cogido. ¿De verdad eso importa tanto? No me costaría si supiera lo ostra que puedo llegar a ser, lo bitch, lo bestia y lo mala leche en que podré convertirme si me provoca. ¿Qué le digo? ¿Lo mismo que a David? ¿Funcionó? No, porque también a él le mentí. Mmm, ya me tarde en responder:--)
 -Mmm, él quiso andar con alguien más.
-Pero... -Después, de oír el 'pero', Erika sintió que ya había valido madres. Después de todo era alguien que acababa de conocer. (--Malditas contradicciones, ahora tendré que recordar mi mentira 1000, ¡ja! Mil, ajá, a quién quiero engañar. Bueno, no pasa nada, a este no le volveré a ver la cara... de menso, ja!.--).
La platica siguió su curso. Erika tenía un sentimiento de frustración. Divagaba mientras él hablaba, aunque seguía prestando atención. Cuando él decía algo relacionado a hacerle cumplidos mezclados con lujuria, ella soltaba una risa de te comprendo, pero por dentro tenía cientos de albures atorados que por una extraña razón que ella no comprendía no podía soltarlos, ella apostaba que pudo haberlo hecho reír como lo hacia con sus amigos gay y amigos que la pretendían y acosaban pero que no aguantaban su paso, para que le bajará a sus constantes preguntas sexistas. Pero era lo que más le parecia excitante y hasta cierto punto normal.
(--ya me convenció, a este si le cuento mi vida entera: desde que ese estúpido de mi padre se agasajo de mí no sé por cuantas noches hasta que descubrí que ese tal David estuvo no sé cuantas chicas cuando me juraba  no sé cuantas mam... que  claro, me tragué. Que por culpa de él o ¿de ellos? ya no confió ni en mi propia sombra y que para acabarla de rematar que soy una bitch, porque esa misma noche que regresé con él me acosté con su amigo. ¿Aguantará toda esa historia? Si la aguanto yo porque él no, además le estaré contando lo light (ja! lo light, pues que heavy estoy, caray!), lo único que podría hacer es huir, como yo.--)