23 agosto 2011

realidad vs. ficción


Visualiza la imagen: 


Hay mucha gente sentada ya sea en conjunto o sola, platicando o escuchando música en un parque público; un paso peatonal en donde puedes distraerte. Cómo habrás imaginado  las personas son de media clase, en este preciso momento que te acabas de dar percatar va llegando un hombre que viene de compras de un tienda prestigiosa y lo sabes no porque compres allí sino porque fuiste a pedir trabajo y en letras pequeñas pero llamativas leiste el anuncio de la bolsa de trabajo: "Venga presentable", a lo cual te fue un reto ir de una manera "presentable".

En este preciso momento que estas teniendo un buen de pensamientos el hombre toma cierta distancia considerable de ti y se sienta. Así es, justamente con "los pobres", lo desprecias no por el hecho de que tenga o venga de gastar dinero que tú no tienes, sino por su mirada arrogante y no faltaba más... saca de su saco un puro; para completar la escena y no bastante con ello llega un segundo señor, pero este se dirige a ti  para bolearte los zapatos pero rechazas su oferta porque ni tú mismo boleas tus zapatos cuando fuiste a aquella entrevista a la que tenías que llegar "presentable" pero que por rebeldía no lo hiciste. Entonces  ves que ese señor  que te ofreció sus servicios se dirige al "hombre presentable"; tú puedes apostar a que lo rechazará porque sus zapatos parecen recién lustrados. Para tu sorpresa el señor boleador ya está realizando su trabajo de forma grata y el "hombree presentable" fumando y viendo de forma arrogante al hombre que deja ver sus remiendos en el pantalón viejo y sucio que lleva puesto, las manos las tiene sucias de los residuos de pintura negra que deja tras cada boleada. Empieza a llover y su camisa que lleva puesta no le cubrirá incluso del frío por lo delgada que es la tela y porque en ella hay unos cuantos agujeros que de un solo jalón podrían romper su vestimenta remendada.

En cambio, el primer hombre parece abrigado, por el puro que está fumando y por el saco de esa tela fina que le cubre perfectamente, sus pantalones no tienen ni un solo remiendo hasta parecen recién comprados, planchados y puestos, la lluvia en vez de crearle una frustración de que sus zapatos recién lustrados se mojarán le da una satisfacción que por un momento recién brillosos y que aquel hombre "boleador" hizo un buen trabajo, así que procede a pagarle y darle propina. El señor boleador se lo agradece y así como llegó, se va en busca de más clientes entre la lluvia y de ese paso peatonal que le dejo un gran cliente. Contento y satisfecho que a pesar de la lluvia y que ya está empapado, fue un "buen día" y que podrá llevar algo de pan a sus hijos que mantiene día con día.




Imágenes como esta las vemos a diario, sólo que ¿les prestamos atención?. Parece una ficción pero una cruel realidad. Ver que vivimos  en una total ironía teniendo a personas con salarios descomunales que consideran aceptable el "salario mínimo" contra la cruel realidad, las personas que sólo  ven que el salario no les alcanza porque los impuestos aumentan.

Hay personas que tienen esos "grandes salarios" y les dicen a los que tienen menos, que estudien y que valdrá la pena porque ganarán más, que contradictorio, aconsejando cuando ni ellas mismas tienen la educación o han estudiado porque son parte de ceder el poder generación tras generación y lo único que han hecho para obtenerlo  es tener el nombre de la familia tal como si fuera un reinado. Muchos observamos ello, "Así, que caso tiene" es el primer pensamiento que nos invade y nos dejamos caer en el conformismo.