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Hay mucha gente sentada ya sea en conjunto o sola, platicando o
escuchando música en un parque público; un paso peatonal en donde puedes
distraerte. Cómo habrás imaginado las personas son de media clase, en
este preciso momento que te acabas de dar percatar va llegando un hombre que
viene de compras de un tienda prestigiosa y lo sabes no porque compres allí
sino porque fuiste a pedir trabajo y en letras pequeñas pero llamativas leiste
el anuncio de la bolsa de trabajo: "Venga presentable", a lo cual te
fue un reto ir de una manera "presentable".
En este
preciso momento que estas teniendo un buen de pensamientos el hombre toma
cierta distancia considerable de ti y se sienta. Así es, justamente con
"los pobres", lo desprecias no por el hecho de que tenga o venga de
gastar dinero que tú no tienes, sino por su mirada arrogante y no faltaba
más... saca de su saco un puro; para completar la escena y no bastante con ello
llega un segundo señor, pero este se dirige a ti para bolearte los
zapatos pero rechazas su oferta porque ni tú mismo boleas tus zapatos cuando
fuiste a aquella entrevista a la que tenías que llegar "presentable"
pero que por rebeldía no lo hiciste. Entonces ves que ese señor que
te ofreció sus servicios se dirige al "hombre presentable"; tú puedes
apostar a que lo rechazará porque sus zapatos parecen recién lustrados. Para tu
sorpresa el señor boleador ya está realizando su trabajo de forma grata y el
"hombree presentable" fumando y viendo de forma arrogante al hombre
que deja ver sus remiendos en el pantalón viejo y sucio que lleva puesto, las
manos las tiene sucias de los residuos de pintura negra que deja tras cada
boleada. Empieza a llover y su camisa que lleva puesta no le cubrirá incluso
del frío por lo delgada que es la tela y porque en ella hay unos cuantos
agujeros que de un solo jalón podrían romper su vestimenta remendada.
En cambio, el primer hombre parece
abrigado, por el puro que está fumando y por el saco de esa tela fina que le
cubre perfectamente, sus pantalones no tienen ni un solo remiendo hasta parecen
recién comprados, planchados y puestos, la lluvia en vez de crearle una
frustración de que sus zapatos recién lustrados se mojarán le da una
satisfacción que por un momento recién brillosos y que aquel hombre
"boleador" hizo un buen trabajo, así que procede a pagarle y darle
propina. El señor boleador se lo agradece y así como llegó, se va en busca de
más clientes entre la lluvia y de ese paso peatonal que le dejo un gran
cliente. Contento y satisfecho que a pesar de la lluvia y que ya está empapado,
fue un "buen día" y que podrá llevar algo de pan a sus hijos que
mantiene día con día.
Imágenes como esta las vemos a diario, sólo que ¿les prestamos
atención?. Parece una ficción pero una cruel realidad. Ver que vivimos en
una total ironía teniendo a personas con salarios descomunales que consideran
aceptable el "salario mínimo" contra la cruel realidad, las personas
que sólo ven que el salario no les alcanza porque los impuestos aumentan.
Hay personas que tienen esos "grandes salarios" y les dicen a
los que tienen menos, que estudien y que valdrá la pena porque ganarán más, que
contradictorio, aconsejando cuando ni ellas mismas tienen la educación o han
estudiado porque son parte de ceder el poder generación tras generación y lo
único que han hecho para obtenerlo es tener el nombre de la familia tal
como si fuera un reinado. Muchos observamos ello, "Así, que caso
tiene" es el primer pensamiento que nos invade y nos dejamos caer en el
conformismo.